CAPÍTULO 1
Aprendí a mentir.
De tantas mentiras aprendí a mentir, a pesar que con tu mirada al frente era más complicado decir blanco cuando veía negro.
De tantas mentiras dejé de echarte de menos para comenzar a ver un futuro sin ti.
Aprendí que no fuiste nadie, que a pesar de todo, el vacío que dejaste se llenó con unos días de alcohol y tabaco, y ningún abrazo, y ningún consuelo.
Que te quise pero ya no, que fuiste pasado pero no serías presente.
De tantas mentiras aprendí a negar las esperanzas y a confundirlas con el viento, a escribirte sin sentir, solo por vaciar, solo por avanzar.
Que no fuiste para mí pero aún así me entregué, que mis errores ahora forman montañas de mierda y huelen y duelen.
Las noches, que antes fueron soñadas en plural, ahora se desgastan con mi soledad, pero está bien, puedo dormir abrazada a la almohada sintiendo un calor que no existe, puedo soñar y despertarme y no tenerte, puedo darme la vuelta y no besarte, y no tentarte, y no follarte.
Puedo hacerlo, puedo avanzar sin ti, porque de tantas mentiras, aprendí a mentirme, a negar lo obvio, a jurar que puedo aunque me deshaga en recuerdos, a engañarme.
De tantas mentiras, mi vida, ya solo quedan las palabras de autoconvencimiento que me recuerdo para no caer, y que, joder, qué superficiales y falsas suenan.
Que no puedo sin ti, que no quiero sin ti, pero he de mentirte, he de mentirme.
Porque de tantas mentiras, aprendí a negar sentimientos para sobrevivir.
Que ya no te quiero.
Que no me creas.
Que miento.
Freen era una omega bastante rara para la personas aquellas decían que era un poco más alta para ser una omega otros que podría dar miedo si te miraba y algunas personas solo quedaban enamorada de verla aunque para Freen todo era normal pues siempre era amable y nunca se enojaba atenta con sus seres queridos era la chica perfecta como sus padres solían decir.
Becky una pequeña omega tan hermosa como la primera nevada era una chica responsable y cuidadosa con todo lo que hacía vive esperando a que aquella omega aparezca una vez más a su vida pues recuerda que alguien la salvó cuando era pequeña más no recuerda su rostro así que vive con la ilusión de que algún día aparecerá.
Pero ¿Qué pasaría si la persona que espera aparece en último año de universidad? ¿La reconocerá?