Camino resignado hasta llegar a la oficina del director y me siento en un asiento que vi disponible al lado de una chica que al parecer espera recibir su castigo, como yo.
- ¡Wou! Tremendo lio que hay allá adentro ¿no? - Pregunto luego de escuchar varias voces hablar al mismo tiempo en un tono elevado.
- Mhm, nada fuera de lo común. Llegas a acostumbrarte, solo es Annie armando otro de sus alborotos - Mi ceño se frunce.
- ¿Annie? - Ya es la tercera vez en el día que me nombran a esa chica.
- ¡Esto no quedara así, Mijares! Ya verás - Levanto mi mirada para encontrar con una chica de estatura media, de cabello castaño mirando furiosa al que parece ser el director.
- Tus amenazas no me hacen nada, Loera ¿Cuántas veces se lo tengo que decir? La espero con sus padres mañana o no entra. Permiso ¡Que pase el siguiente!- Dice, dando un fuerte portazo.
- Y tu... Lamentaras haberme metido en esto - Dice Annie entre dientes, tomando la camisa del chico entre sus manos y empujándolo contra la pared para continuar su camino.
- Admiro a la gente que es capaz de retar a esa chica, muchos acá ni si quiera la miramos
- ¿Qué? ¿Qué es lo que sucede con ella? - Pregunto confundido.
- Se nota que eres nuevo - Rie por lo bajo - Ella es Annie - Enarco mi ceja aun confundido. Bufa - La hija de Ignacio y Adriana
- Y.. ¿Ellos son?
- ¡Por dios, niño! Los narcotraficantes más importantes de México - Mis ojos se abren como platos y observo rápidamente el camino que tomo la famosa Annie
-Me gustas...- Se acercó con lentitud -No sabes lo que dices- retrocedió -Por supuesto que lo sé, usted también me desea profesora- recortó nuevamente la distancia.
-Al carajo- La besó. Su profesora la besó. Aún cerca de sus labios susurró -Has influenciado a que llegue al pecado...- sentenció finalmente.