Mientras pensaba en el amor y por supuesto, en ti, sonreí al imaginarme cómo sería nuestro amor en otros tiempos. Mas bien, mi amor por ti en otros tiempos. Porque mientras yo por ti siento mucho, tu por mi no sientes nada. Y es que ¿cómo puedes sentir tu algo por mi, si ni siquiera puedo hablarte? No te culpo para nada, hemos hablado tres veces como mucho en clase de Biología, que es lo único que te deja saber que existo. Y aunque puedo vivir con ello, no me molestaría poder hablarte sin decir tonterías o ponerme a temblar.
Después de tanto pensar en cuánto me gustaría tener el valor de decirte lo que siento, llegó a mi cabeza una posible solución. Notas. ¿Por qué no? No como una admiradora secreta, porque suena un poco cliché. No me mal entiendas, los clichés no son tan malos, al fin y al cabo todos hemos vivido uno. Pero quería algo especial para ti, Nicholas. Algo especial, para alguien especial.
¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acción, los deportes y no se preocupaba demasiado por lo sentimental.
A pesar de sus diferencias, había algo en Lynn que atraía a Issabella. Tal vez era su valentía o su determinación, o quizás el hecho de que Lynn no temía ser exactamente quien era. Mientras que Lynn también sentía cierto interés en Issabella, no entendía como no podía tentarse en ganar y ser la número uno, veía que ella era como una suave brisa que acariciaba el rostro hasta de quien no merecía con dulzura, dulzura que raramente a Lynn le encantaba.