"Él me miró, sus ojos grises parecían más oscuros que hace unos minutos. Su ceño fruncido se había ido pero aun seguía mirándome, no me gustaba que me miraran. ¿Podría dejar de hacerlo? -Creo que te has equivocado de casa -dije, tratando de hacer sonar mi voz firme y fuerte. Él sonrió, una breve sonrisa haciendo marcar su hoyuelo. -Yo creo que no. "