Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles. Él estaba más nervioso que ninguno, porque era su primera carrera y quería ganar sí o sí. Lewis, el piloto del auto gris, no estaba para nada nervioso. Él había competido al menos 300 veces y ya sabía qué era lo que sucedería. Por último se encontraba Sebastián, quien comandaba el automóvil verde. Él estaba más preocupado porque había discutido con su novia antes de la carrera y ella no había asistido a verlo.
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