Frederick James es un chico que nunca ha destacado especialmente por nada. No es especialmente guapo, no es especialmente bueno en conquistar a las chicas, y lo más traumático que le ha pasado, es descubrir que fue adoptado.
Siempre ha tratado de pasar desapercibido y, probablemente, muchos de su instituto piensen que es un don nadie. Pero, para Fred, eso estaba bien. Por eso, cuando su hermano, Charlie, que sí ha destacado en muchas cosas y que nunca ha sido un don nadie, le mete en todo aquel embrollo espiatorio, a Fred, para ser sinceros, le sienta como una patada en el culo. Porque vamos a ver, juzgad vosotros mismos: ¿qué es mejor para alguien que no ha querido destacar nunca? ¿Estar tranquilamente en el sofá viendo la tele o estar en medio de conspiraciones mundiales, bombas que pueden explotar en cualquier momento y chicas peligrosas con mal carácter?
Ahora, mientras salva a abuelitas indefensas y detiene a malvados villanos, piensa siempre lo mismo: no debería de haberse levantado ese día de la cama.
Gracias a todos por leer esta (no tan increíble) historia puesta en boca de aquellos que deseen algo diferente. Sí, esa es la palabra.
Gracias a Mulberry (@appulse) por hacer esta merecida portada... no te tiraré más zapatos, lo prometo.
Gracias a mi imaginación por haber creado esta historia (notad como mi ego aumenta, señores).
Gracias.
En la cima de la montaña, el aire es más frío y el silencio más ensordecedor. No es solo la nieve la que cae en el descenso, también lo hacen las certezas y los miedos. En el mundo del snowboard, cada salto es un riesgo y cada curva puede cambiarlo todo.
Sue Harper ha pasado su vida deslizándose entre expectativas y sueños, buscando algo más que aplausos: la certeza de que su lugar en la cima le pertenece. Pero cuando la línea entre la ambición y los sentimientos se vuelve borrosa, el verdadero desafío no está en la pista, sino en mantener el control cuando el corazón quiere lo contrario.
En un espacio donde la lealtad, la rivalidad y la libertad chocan como avalanchas, aprender a confiar puede ser más peligroso que cualquier caída. Porque el hielo guarda secretos, y a veces, lo más difícil no es llegar arriba... sino no perderse en el camino.