El amor entre Lucinda Price y Daniel Grigori es muy especial, no sólo porque sucede entre los muros del reformatorio con aspecto de castillo gótico de Espada y Cruz, donde ambos están encerrados, sino porque su romance contiene una maldición que desafía el paso de los siglos,y regresa, implacable, una y otra vez: La maldición que persigue desde el origen de los tiempos a los Ángeles Caídos.