No siempre somos quienes decimos ser. Algunas veces simplemente decidimos ocultar una parte de nosotros por el bien de los demás, o por el de nosotros mismos.
Un día, es cuando todo cambia, cuando todo lo que era deja de serlo, cuando todo lo que construiste se desmorona; y muchas veces pasa sin que lo sepas.
Para Kelsey Lawrence todo iba de maravilla. Terminaba el instituto, comenzaría la universidad, tenía un trabajo estable y vivía con su mejor amiga, pero de repente una visita repentina pudo destruir todos sus planes.
Sequé el sudor de mi frente con la manga de la sudadera mientras buscaba la llave para abrir la puerta del edificio cuando un joven de cabello castaño llamo mi atención. Miraba concentrado los botones para llamar a los departamentos. Por su ropa pude deducir que no encajaba en el barrio de clase media-baja. Llevaba un traje negro con una camisa gris y una corbata de un tono gris más oscuro.
-¿Puedo ayudarte?-pregunté mientras le miraba. Él quitó la vista de los timbres y me miro, me analizo por unos segundos y luego fijo la mirada en mi rostro.
-¿Vives aquí?-asentí con el ceño fruncido. - Estoy buscando a...-saco su móvil.- Kelsey Lawrence.
-Soy yo.-alzo las cejas y una sonrisa se ladeo en su rostro.
-Noah Kelly.-me extendió su mano.- Soy tu prometido.