El alma.

No sé si estoy soñando, siquiera si estoy vivo, todo es distinto aquí, veo luz y sombra, veo que no estoy, pero no sé dónde estoy, tal vez en este instante estoy ausente. Todo va lento o rápido, no logro interpretar que sucede... Mi alma, mi conciencia, mi ser ¿Qué me pasa? Todo va más allá, eh ascendido, mi alma vagando, mi yo mundano se encuentra atascado en miles de problemas sin sentido, pero, mi alma...liviana serena analizando lo que no quiero analizar, hablando fuerte y claro, mi ser mundano, se ahoga en su arrogancia, en que el solo puede, sin nada más. Solo me empeño en escuchar lo que mi cuerpo atrabancado quiere escuchar y hago lo que el sin vergüenza quiere. No me tomo el tiempo de ver las cosas como el alma me lo pide. El alma, pura sin fronteras, sin más que servir que a mi cuerpo necio y testarudo. El alma, aquella voz que oímos, pero no escuchamos... Se dice que tiene un peso, que tiene influencia o debería de tenerla en nuestra vida diaria, pero solo nos empeñamos a ignorarla, si la escucháramos frecuentemente todo sería distinto.