Inglaterra, 1564 Nicholas estaba tratando de concentrarse en la carta que escribía a su madre, una carta que, probablemente, era el documento más importante que jamás había escrito. Todo dependía de esta carta: su honor, sus bienes, el futuro de su familia y su vida. Sin embargo, mientras la escribía, comenzó a oír algo. Al principio suavemente, pero luego cada vez con mayor intensidad. Era el llanto de una mujer, pero no un llanto de dolor o aflicción, sino de algo más profundo. Volvió a prestar atención a la carta, pero no pudo concentrarse. La mujer necesitaba algo, pero él no sabía qué. ¿Consuelo? ¿Alivio? No, pensó, necesita esperanza. Las lagrimas, el llanto, eran los de una persona que ya no tenía esperanza. Nicholas volvió a mirar el papel. Los problemas de la mujer no le concernían. Si no terminaba esa carta y se la entregaba rápido al mensajero que estaba esperando, su propia vida no tendría esperanza.
Escribió dos líneas más y se detuvo. El llanto de la mujer aumentaba. No era fuerte, pero parecía aumentar en cantidad hasta llenar la habitación.
-Señora-murmuró-, déjeme en paz. Daría mi vida por ayudarla, pero está comprometida.
Tomó la pluma y escribió, con una mano sobre su oído, tratando de no oír la desesperación de la mujer.
Melissa es una joven dulce e ingenua que lleva años enamorada de Rafael, los dos estaban apunto de casarse cuando ella encuentra a su prometido y a su hermana Sarah en la cama el dia de su boda.
Tiene una noche caliente con un desconocido para intentar borrar su dolor, pero no tenia ni idea de que pudiera ser el ex amigo de Rafael, y mucho menos que pudiera proponerle un matrimonio por contrato para ayudarla a vengarse.