Si Arthur Kirkland no lo hubiera perdido todo nunca lo hubiera conocido, entre las frías y nevadas calles de Londres, enamorándose perdidamente de aquellos infinitos ojos azules que lo invitaron a seguir viviendo. Aunque no se percataría enseguida, menos aun en una sociedad en donde las relaciones entre personas del mismo sexo estaba mal vista, algo muy común en el siglo XIX. ¿Qué le depararía el destino con el transcurso del tiempo si debía servir a un inventor americano algo peculiar? _____________________________ Los personajes pertenecen originalmente a Hidekaz Himaruya.