Estaba más que claro que el agua, más brillante que el metal y más molesto que una mosca. Inició como una ignorancia hacia lo desconocido y un miedo ante lo especulativo, nuestras miradas chocaron desde que nací; era él, cavilar que ambiciono cuán frágil y pequeñas manos. Era mi hermano, le conocí con esas pupilas doradas desprendiendo un brillo misterioso, ansioso por conocer, y colisionó con los pequeños ojos verdosos ¿Será él quién evitará el lagrimeo lamentoso de las pupilas que ostentan tal acto riguroso?All Rights Reserved
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