La Muerte está siempre presente, esperando en cada rincón del universo hasta que nos llegue el tiempo. El Tiempo, su hermano, corre imparable en su total eternidad. Azrael, el ángel de la muerte, se encarga de cosecharnos una vez que nuestro momento llega y de protegernos hasta que lleguemos al otro mundo y mientras los demonios nos intentan devorar el alma, así mismo también hay almas que nunca llegaron al otro mundo y vagan por el nuestro hasta que logren llegar. Todo esto sucede sin que nosotros (o la mayoría) lo sepamos, a cada segundo podríamos morir y cada segundo perdido es un gran desperdicio.