"¿Te casarías conmigo?", fueron las primeras extrañas palabras que me dirigió ese chico salido de la nada un día normal de Universidad. Literalmente, yo había estado hablando con mis amigas sobre cómo mi hermana había pateado a un niño en la cara en el parque, cuando llegó este chico y se arrodilló frente a mi, diciendo esas palabras. En su cara no podía haber más sinceridad, pero cuando escuché a un grupo de chicos a cierta distancia reírse, supe que tenía que ser una broma. Y lo pateé en las partes no-nobles por eso. No se juega con el matrimonio a esta edad. No cuando era lo que más anhelaba. No cuando era Logan Stevenson el que me lo pedía. Si me lo hubiera pedido de verdad ese día, me hubiera casado con él? Hasta el día de hoy aún no puedo descifrarlo.