Tim fregaba sin cesar los pasillos del hotel Moon Paradise como hacía todas las noches por la madrugada. Era un trabajo duro, pero no estaba mal pagado al ser un hotel de lujo. Lo malo es que todo tenía que estar perfectamente limpio antes de las seis de la mañana, ya que las actividades diurnas del hotel comenzaban a esa hora. Pero a Tim le daba igual: tenía un trabajo seguro y nadie le molestaba, y esto último para él, era lo más importante.