Los castigos de los dioses habían dividido el alma en dos, una era él y su cuerpo, la otra, era su way. Tsukishima, pensó: su way no le había traído tantos problemas cómo hasta ahora, ni haber sido perseguido por gatos hambrientos, romperse el ala o perderse en la calle se comparaba con su último error, nada de los errores que realizó de antaño se comparaba con haberse enamorado del alma de Kuroo. (KuroTsukki, BokuAka)
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