"Todo va a estar bien" esas cinco malditas palabras me las decían cien veces por día, y no, no estoy exagerando. "¿Te ayudo en algo?" ¿Acaso la gente me tiene lástima? "Parece que ya no eres más una amapola" ¿ya no soy fuerte? ¿Ya no soy bonita, vulgar y adictiva? ¿Estoy marchita? Se ha llevado mi alma. Su aura, su alma; su energía ya no están aquí. No lo necesito, no necesito su perfecta cara, no necesito ver sus ojos enmarcados con unas bellas ojeras, y tampoco necesito su olor a cigarro.