El frío de la noche me raspaba las mejillas, el aire se me salía de los pulmones y la cabeza me daba vueltas. Corría por la calle Cumming hacia arriba- Porque mierda se me ocurrió usar estos pantalones tan anchos hoy día?- maldije para mí mientras iba llegando a la curva. Me detuve para mirar hacia atrás y pude ver que nadie me había seguido, solté un suspiro de alivio y me apoye en la pared de una casa a tomar el aire que me faltaba. La cabeza me empezó a dar vueltas asique arrastre hacia abajo mi espalda por la muralla, hasta que me senté en el piso- Por la reconchadesumadre!!- masculle tapándome la cara con las manos, sentía que el corazón se me iba a salir. Había visto un homicidio y no solo eso, había visto cómo mataban a mi mejor amigo y no había hecho nada - Puta Javier, yo te quería ayudar- solté y no me di cuenta cuando empecé a llorar a moco tendido. El miedo y la impotencia no me dejaban respirar bien. Sentí pasos de la calle de atrás y decidí esconderme debajo de un auto rojo. Si sobrevivía de esta, mañana mismo me iba de rodillas a San Expedito o al Santo más cercano a agradecerle por el milagro. -¿Cómo se nos va a perder un cabro chico como ese?- gritó el Ramón, el jefe de los matones, a sus dos asistentes. Intenté no moverme y respirar despacio- ya sigan buscando nomas, ese pendejo sapo sabe demasiado- me quede tieso, lánguido, cagao de miedo, pienso que si no hubiera sido porque me iban a pillar me hubiera meado ahí mismo. De la nada sentí que me tomaban los pies y me arrastraban pa' fuera. Pude ver al Brian y al Marcos sonriéndose- te cocinaste cabrito- dijo el Ramón acercándose a mi lentamente.All Rights Reserved