21 de septiembre, 2010. Estoy enamorada... estoy locamente enamorada de alguien que jamás sabrá de mi. Él es perfecto, tanto como los copos de nieve que dejo caer en mi lengua cuando estamos en pleno invierno. Todos los días recuerdo su cabello, tan castaño y ondulado. Recuerdo reír con las bromas que hacía a todo el mundo en medio de cada libre entre clases. Él siempre fue como una estrella, de esas que resaltan por su nitidez en medio de un oscuro cielo. Recuerdo cuando tocó mi mano, sus dedos, tan largos y delgados, suaves como algodón, tocaron la palma de mi mano, recuerdo sentir mi corazón salir del pecho y mi estomago dar vueltas sin parar- no literalmente- Pero el... Él jamás se dio cuenta. Él jamás se dio cuenta la forma en que le miraba desde esa esquina del salón, él jamás se dio cuenta cuantas veces estuve sentada cerca de su casa esperando para verle salir y poder hablarle, decirle cuanto me encantaba la forma en que reía, la forma en que caminaba, la forma en que simplemente, vivía... Y claramente, jamás se dio cuenta de que yo, existo. El día en que se marchó ni siquiera yo sabia como me sentía. Jamás pude decirle cuanto le amaba.