Esto es un mensaje para ti. Sí, para ti, para la persona que lo está leyendo. O bien... Más que un mensaje, una advertencia. Esta no es una bella historia de amor donde los protagonistas aprenden bellas lecciones. Sí, admito que la última frase es de Bajo la Misma Estrella, ¿y qué? Esto, querido lector, son unas memorias de mi futuro. Esto es mi futuro, mis sentimientos, mis ideas, mi mundo y algo que se convertirá en parte del tuyo. Estos son los pensamientos de alguien recién llegado en el loco mundo de la adolescencia. Esto es más que un libro. Esto, amigo mío, es la vida real. Juliet McBeth es esa chica de treinta y dos atrapada en un cuerpo de dieciséis. Es la chica que no sale los viernes por la noche, la que ha sido siempre invisible (y no, no se vuelve popular de golpe, por arte de magia y del día a la mañana), la que saca buenas notas, la escéptica, la gruñona, la tímida, la alocada, la lectora compulsiva, la adolescente que parece tener miles de personalidades dentro y que en cambio sólo es una persona. Juliet eres tú. Por otra parte, Jesse Robbins es la perfección hecha carne. Recién llegado de Inglaterra, ojazos azules, piel perfecta, cejas más perfectas aún, pelo castaño chocolate y labios endemoniadamente besables. Es, básicamente, todo lo que puedas soñar y más. También puedes imaginarlo rodeado de humo, con aire misterioso, pero sólo conseguirás que sea más interesante. No es un cretino. No es un chico malo. No es mujeriego. Ni siquiera empieza con esos aires de superioridad que otorga la popularidad (porque sí, debo admitirlo, los chicos como Jesse suelen terminar siendo populares, lo quieran o no). Jesse es el chico dorado. Y, pese a ser todo lo que cualquier chica (o chico) haya soñado desde que tiene cinco años y brindando una varita mágica y un par de alas de purpurina ha asegurado querer ser una princesa, a Jesse no le servirá un chasquido de dedos para enamorar a Juliet. ACTUALIZACIÓN ESTA HISTORI
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