El mundo no era injusto, no para todos, pero ella no había corrido con la misma suerte. Y aún cuando entendía que su vida y su dolor no se comparaba con el de los demás, creía que era injusto, tan pero tan injusto. ¿Como una adolescente podría cargar con tanto dolor? Aún si quería buscar la respuesta a su cuestión, no la había. Sabía que no debía caer en ese hoyo negro que parecía que cada día más la absorbía, quería sonreír y mostrarle que estába bien. Que todo estaba bien. Pero su alma no mentía, su mirada mostraba el dolor que llevaba su ser. Si tan solo pudiera viajar a un lugar que la hiciera feliz, pensaría su mundo ya no era injusto.