-No pienses que me creo algo de lo que dices, para ti esto siempre ha sido un juego.- le dije, quitandome de su agarre. -¿Para que querría jugar a un juego en el que se que voy a perder?- me respondió el, posando sus grandes y hermosos ojos, un poco dilatados por la bebida, en los míos. -¿Enserio? ¿Tu estas perdiendo?- le dije, en un todo despectivo, entonces sus ojos empezaron a humedecerse.- No, tu no has estado 3 años de tu vida perdiendo el culo por alguien que, un día parece que le importas, al otro te ignora, y al otro se pone tan celoso que empieza a hacer gilipolleces como golpear cosas, haciéndote ilusiones para luego hacer pedazos tu corazón. No, Peter, tu no estas perdiendo, estoy perdiendo yo sólo por el hecho de estar escuchandote ahora.- y ahora si, sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas, cosa que nunca pensé que vería. Y lo peor de todo es que sus lágrimas me hacían más daño de lo que pensaba, pero no iba a llorar, ya lo había hecho suficientes veces.