Una tragedia que marcó por completo su vida, dejándolo en un estado marginado, protegiéndose de los demás. Una pequeña pelea callejera por la cual es enviado a un pequeño pueblo del interior Porque así era, El padre Sebastian Michaelis, el cura del pueblo. Era el pecado mismo. Un hombre de veintiocho años, inocente, el cual nunca había experimentado el placer del sexo Una atracción mutua, un juego de seducción. Frente a los ojos de Dios cometerán el pecado mas grande jamás visto. Ya saben lo que dicen: 'Pueblo pequeño, infierno grande'.