Jane nunca dudó. Ella siempre aseguró que le gustaban los hombres, hasta que vio a Sam. Ella fue capaz de dar vuelta sus pensamientos, y hacer en su cabeza un mar de confusiones. A Sam le llegan notas anónimas cada semana en su banco de la escuela. Jane escribe notas anónimas con el fin de poder rearmar el rompecabezas. Un puzzle puede tener muchas piezas, pero para Jane hay una fundamental, y recibe el nombre de Sam.