Rodaje - Taxiing

No era consciente de que para amarlo a él tenía que dejar de quererme a mí misma. Hasta que me miré un día al espejo y no me roconocí. Él lo sabía, sabía que estaba abandonandome a él, pero la que tenía la culpa era yo. Me perdí en la noche de sus ojos, deseando que nunca saliera el sol.
Pero si hay algo que todos sabemos, es que al final, siempre amanece un nuevo día.
No estaba preparada, ni lo iba a estar nunca. Cuando amaneció, ya no éramos solo yo y mi corazón roto. Sin embargo me dio algo por lo que seguir adelante, un motivo por el que creer.
Me dio alguien a quien amar, porque quererme a mi mísma de nuevo era demasiado difícil. Pero quererla a ella era natural, como respirar. Ella era la prueba del amor que una vez existio.
Todo lo que me quedaba del nosotros que nunca fue plural.
Y aquí estaban otra vez, aquellos bellos ojos negro azabache, solo que esta vez si estaban llenos de amor, porque no eran los suyos. Él nunca sabría de esos ojos, no le dejaría destruir lo único que me quedaba. Aquellos ojos eran solo míos, y me amarían siempre, y en ellos podría perderme y creer en que alguna vez él me amó también, a su manera.