El dolor deja una marca demasiado profunda como para que se vea, una marca que queda fuera del alcance de la vista y la mente.
Sin ti en mis brazos siento el vacío en mi alma, una parte de mi ha muerto, lo a hecho y no se como recuperarla.
Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas, lo sé porque lo he intentado, y tampoco un millón de lágrimas, porque he llorado hasta no poder más.
El dolor es profundo y no sé continuar.
No lo sabía hasta que él apareció, aquel que movió mi mundo, quién transformó mis recuerdos, y me hizo sentir distinta... mejor, no totalmente feliz, pero si más segura, menos triste y más completa.
Y así comenzamos a reconstruir cada una de las ruinas, paso a paso, y cerrando heridas.