Y en el abismo te vi, tan hermosa y tan pura como para encontrarse en éste oscuro lugar. Donde sólo las almas sombrías, llenas de dolor y rencor permanecen. Aunque me acerque y me rechace, no podría caer más bajo, ya llegué al límite. Me acerqué y me di cuenta que es más bella de lo que había visto, al presenciar su rostro, vi un alma inocente, muy de lo contrario de lo que se encuentra aquí. Le propuse salir de éste abismo casi sin salida, sólo hay una, y es el de la confianza. Yo confié en ella, ¿cómo no hacerlo? Subiendo las paredes nos encontrábamos, sin problema alguno, hasta que ella tuvo que depender de mí. No quiso mi ayuda para subir un trecho, cometió un error, fui a ayudarle, cometí un error. Ya no confiábamos entre nosotros. Un error, otro error, sin darnos cuenta, nos causábamos temor. Nuevamente al abismo, caímos los dos.