Kate y Dilan creían tener una vida normal con su padre, pero todo cambio el día que pidieron ir a la capital del reino. Ese día su destino se desencadenó trayéndoles sufrimiento y desesperación, hasta que una luz apareció, tuvieron un nuevo hogar que volverían a perder. Su destino estaba marcado, la sangre que corría por sus venas los llamaba y tarde o temprano tendrían que escucharla. Tendrían que enfrentarse a aquel que les arrebato todo y recuperar lo que por derecho les pertenecía.