Siempre pasaba lo mismo y por mas que se repetía no dejaba de doler... porque amar también es sufrir... sufrir hasta un punto en que tus lágrimas se agotan pero tus ojos aun arden queriendo derramar mas o cuando tu corazón duele; oprime y quema tu pecho, un dolor tan intenso que por un momento prefieres morir para por fin dejar de sentir... dejar de sufrir.