Una mirada es suficiente para demostrar amor, escondido en la sombra del prejuicio. Este gesto encierra eternidades; algunas escondidas y otras más libres. Byron sabía perfectamente que enamorarse no era un juego, esperaba a su otra mitad con el corazón en las manos y un alma hecha pedazos. De existir una posibilidad de enterrar el pasado, habría sepultado cada uno de sus recuerdos hace tiempo, pero debía limitarse a evocar tristes memorias y rememorar el rechazo por su manera de amar, ese que lo obligó a salir de su casa apenas cumplió la mayoría de edad. Jordán llegó cuando más lo necesitaba, también en el momento donde más daño podía causarle. El destino colocó a los peones equivocados en un tablero injusto, donde perder era parte del juego, donde el destino se divertía más que nunca. Tras un amor inexperto que florece a su ritmo un padre homofóbico, desalmado y sin una pizca de piedad, vive dispuesto a todo con tal de separarlos. Bajo su tono autoritario y un traje pulcro esconde un cruel secreto, un día de su pasado, y un corazón roto por traición. En sus manos alguna vez corrió sangre. ¿Amar es suficiente? *** Está completamente prohibida la distribución, reproducción parcial y/o total, adaptaciones en cualquier medio, así como el robo de diálogos, personajes e historia. No me obligues a actuar legalmente. Libro protegido por derechos de autor.