- Señorita Keira, han dejado una carta para usted.- dijo Emma entregándome lo que había recibido. - Gracias Emma, puede retirarse. - cuando salió, abrí la carta y me sorprendí bastante al ver que esta vez no tenía remitente. "Querida Keira: Me enamoré, triste y dolorosamente hice lo que me aconsejaste. Me enamoré de alguien prohibido, alguien a quien no podría darle lo que necesita. Me enamoré de su risa, de su pelo, de su forma de ser. Me enamoré de sus tonterías, de sus lágrimas, hasta de los lunares de su piel. Pero, ¿sabes lo peor de todo? Que ella no está enamorada de mi, ella ya tiene a otro que no la hace feliz y que no la mantiene tan viva como lo hago yo. Pero ella está enamorada de él y yo no puedo hacer nada. Lo único que puedo hacer es alejarme, huir como un cobarde, y esconderme hasta que cese el dolor. Pero quiero que ella sepa que nunca la olvidaré, porque aún seguiré teniendo impregnado su dulce aroma embriagador."