Lucy Snowe, sin familia, sin dinero, sin posición, entra a trabajar en un internado en una ciudad extranjera, Villette. No ser advertida, ni recordada, ni apreciada constituye su presente y, según cree, su destino. Madame Beck, la directora, la sujeta a sus consignas: espionaje y vigilancia; el doctor John, joven y apuesto, seductor y melancólico, cree que está enferma; el profesor Paul Emanuel, un «severo hombrecillo» que oculta, bajo su temperamento colérico, un corazón sacrificado, dice haberla conocido desde el primer momento en que la vio; incluso un fantasma -el de una monja que se recluyó por un amor prohibido- la acosa y aterroriza. Villette fue la última novela de Charlotte Brontë, construida sobre sus recuerdos como alumna y profesora de un internado en Bruselas.
William Crimsworth, en su voluntad de independencia, desprecia la tiránica protección de sus parientes y se embarca hacia Bruselas, donde consigue un puesto de profesor de inglés en un internado y debe elegir entre las atenciones de la brillante y astuta directora y la tímida admiración de una joven huérfana que, como él, lucha por superarse y salir de la pobreza. La ética del trabajo articula el ideario de la novela, pero en ella destaca asimismo el solitario y doloroso empeño por conservar la fidelidad a los propios principios en un mundo opresivo y prejuicioso, regido por el disimulo, la vigilancia y la afectación.