Una noche. Una noche bastó para que me enamorase de él. Una sóla noche fue suficiente para hacer que ese pequeño mocoso se quedara en lo más hondo de mi corazón. Una noche en la que me hizo sentir lo que nadie me ha hecho sentir en mi vida para luego desaparecer y no volver jamás. Para explicar esto tengo que volver a aquella noche.