Amy Rose a intentado de todo por conseguir el amor de su adorado sonic, pero ya llegaba el tiempo de que ella se rindiera y se ahogara en sus saladas lágrimas de pena, encerrando en su propia burbuja de tristeza sus lastimosos recuerdos con su adorado erizo azul, al igual que sus falsas ilusiones por tener un futuro junto a el
-Nada más fue una estúpida ilusión mía...-
No podía convencerse de que manera poder conseguir su amor siendo que por el pánico se le había ocurrido nada más que perseguirlo, temía perderle y que encontrara a otra persona con el cual ser feliz, sus sollozos consiguen llegar a los oídos de su adorado héroe, quién acude a su ayuda
-¿Amy?
Ella no deseaba que le encontrara en ese estado, y que mucho menos se encontrara culpable, pero vamos, es el gran Sonic the hedgehog, no tendría pena por alguien como ella, sus llantos de sufrimientos y sus gritos de dolor la mataban lentamente, quería detenerse, quería parar de tener los mismos sueños de niña ingenua, quería salir de la realidad, temía morir por un doloroso amor que nunca fue correspondido, fue cuando aquellos brazos la acobijaron brindándole consuelo
-No hay lugar como tus brazos...- Fue lo que dijo antes de caer rendida ante los brazos de morfeo, puesto a que su desahogo la había dejado totalmente agotada en ese entonces
Violeta Hódar tiene un problema, esta completamente enamorada de Chiara Oliver.
Su problema tendría una solución bastante sencilla, de no ser porque Chiara Oliver odia a muerte a Violeta Hódar.
Para empeorar las cosas, Chiara es la hermana de Alex, el novio de su mejor amiga Denna, y este es muy protector con ella.
Por todas esas razones Violeta Hódar tiene todas las de perder. O al menos eso es lo que le diría cualquier persona cuerda.
Conquistar a Chiara Oliver es una misión imposible. ¿Verdad?