Escribía y escribía sin descanso pero todas sus palabras se diluían en el agua sin remedio. Entonces un día soñó que el agua era tinta y sus palabras comenzaron a fluir y aquel arroyo inseguro se convirtió en un río enmarañado de letras y acentos y puntos y comas al llegar y al mar, un libro flotaba en la bahíaAll Rights Reserved