Stiles siempre se ha considerado una persona habladora y carismática-quitando el hecho de que la mayoría del tiempo su diarrea verbal lo mete en problemas, claro esta- siendo un omega, el que se la lleve hablando y brincando de aquí allá exaspera a los demás o los sorprende. Pero no es hasta que Derek Hale pone un pie en la comisaría de su padre -que de hecho el no debería de estar ahí- con su chaqueta de cuero y los lentes oscuros cubriendo sus ojos, que Stiles deja de lado su diarrea verbal por un tartamudeo seguido y un sonrojo que lo hace parecer un tomate.