-Deberías cambiar tus hábitos, recuerda que debes proteger a su majestad. No te lo tomes tan a la ligera, Park ChanYeol. -No me tomo mi trabajo a la ligera. -afirmó. -Nunca me perdonaría si algo le llegase a pasar a su majestad. -Eso dices ahora. -volvió a reír suavemente, tomando el paño húmedo para rodear el asa de la tetera que había empezado a humear. -Seguramente estarás muy feliz cuando maten al pequeño bastardo y recuperes tus valiosas horas de sueño. El tiempo se pasaba demasiado rápido, para el gusto del más bajo, el té se acababa con demasiada facilidad y la candela se derretía velozmente. El castaño no supo en que momento acabó su té de esa noche, ni en qué momento la candela empezaba a flaquear debido a que su mecha estaba a punto de extinguirse. Lo único que BaekHyun sabía era que necesitaba más de ChanYeol.