¿Escuchas eso? Si, es él, el silencio, aquel viejo amigo que estaba presente en aquellos momentos de tensión que solían parecer eternos. Aquellos sucesos fueron horribles, tanto así, que poco a poco mi cordura se fue perdiendo con el pasar de las semanas. Ahora ya no me importa nada, ni siquiera le temo a la propia decadencia, mi mente fue corrompida, y todo por querer saciar mi curiosidad. Pero creo que me estoy alargando mucho, así que si quieres ser testigo de todo lo ocurrido a lo largo de este viaje, adelante, pero te lo advierto: No habra vuelta atras una vez que empieces a merodear este diario, creeme, ya lo vivi.
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