Un beso, un par de caricias, sonrisas falsas, promesas rotas, estrellas lejanas, constelaciones destruidas, futuros inciertos, monstruos con fachadas lindas, soledad, tristeza disfrazada de interés, corazones hechos cenizas, el viento soplando ligeramente sobre mi cara obligándome ceñir el abrigo con fuerza a mi cuerpo.
Esperanzas perdidas, sueños olvidados, lágrimas derramadas, ideas congeladas, las fuerzas me abandonaron, mi serenidad se hizo añicos, me aferre a la idea de no llorar pero cuando menos lo note ya estaba de rodillas berreando.
La odiaba, me sentía tan patético tratando de excusar su comportamiento, sin embargo el uso de drogas no la hacía más atractiva, el maquillaje totalmente corrido y yo corriendo al exterior para huir de ella, tomar aire no era suficiente, no deseaba mirar su cara nunca más, no deseaba volver a sentir sus manos propinando una caricia de nuevo, ya no sentía nada más que asco por ella.
. . .
Y entre toda la penumbra de mi ser, entre toda las sensaciones perdidas aparecieron esos prudentes ojos verdes, siempre a tiempo para mirarme cruzar la puerta, siempre en el elevador u observando con cautela cada uno de mis movimientos. La intriga me hizo su presa, tenerla cerca se había convertido en mi meta y una vez entre a su vida ya no era suficiente con tenerla cerca, la deseaba, mi cordura se fue poco a poco, su nombre era una plegaria sanadora de todo lo pútrido dentro de mi ser, ella, ella era la solución a mis insomnios, al constante dolor de cabeza y esa maldita opresión en el pecho, la solución había llegado. Lisa.
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Libro #2 saga "Soñando"