Hola! Se que nunca vas a leer esto, porque no te interesa o simplemente porque ya yo para ti no soy nada, pero aún así me gustaría escribir algo dedicado a ti.
Se que ha pasado mucho tiempo, que ya no me quieres ni me necesitas en tu vida, no me piensas ni extrañas, ni tampoco te pegas horas viendo nuestras viejas conversaciones para recordar como empezó todo lo nuestro, pero hay algo que si sucede... No se como decírtelo, y no es que me de vergüenza, porque no me avergüenzo de ello, nunca lo he hecho... Y es que te sigo Amando cariño, te extraño a ti y a tus dulces y fantásticos besos, tus labios carnosos, tus ojos color miel donde se reflejaba mi rostro mirándote con ternura, tu aroma tan penetrante en mis ropas, tu pelo tan suave y brillante, tus manos grandes y fuertes, tu piel morena y reluciente, tu sonrisa tan contagiosa, la carcajada que me hacía feliz, esos abrazos tan fuertes que me transmitían protección y seguridad.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.