Rubén es un chico popular. Tiene muchos amigos, está en pareja con el chico más lindo del colegio, es hijo de padres ricos y tiene dinero para gastar en ropa de primera calidad. Toda su vida parece perfecta, al menos hasta que un beso inocente con un compañero de clases lo cambia todo. Trastocado por ese acontecimiento, y por la repercusión del mismo en las redes sociales, Ruben comienza a aislarse del mundo exterior y a dedicar todo su tiempo al mismo mundo virtual que lo condenó. Así conoce a Miguel Ángel, un chico misterioso que lo introducirá en el mundo del "suicide room", una sala de chat oculta para personas con tendencias suicidas. Seducido por sus palabras, Rubén no tardará en dejar que Miguel Ángel lo arrastre a un juego desenfrenado en el que terminará por darse cuenta de que el propósito de esa comunidad virtual no es el apoyo al suicida sino, precisamente, todo lo contrario.