En un mundo en el que los Alphas y Omegas cada vez son más escasos y cotizados, y donde la descendencia real se puede contar con los dedos de una mano, siento mi condición como una maldición. La única Omega de mi manada. Como todos los años, se convoca una reunión de Alphas y Omegas que pretende juntar a parejas destinadas de todo el continente. La única diferencia es que esta será la primera a la que asistiré. Pero yo he oído todo tipo de historias de terror sobre posesividad y sumisión y me tiemblan las piernas de solo pensarlo, sintiéndome solo carnaza, un vientre que de descendencia en medio de todos ellos. Por suerte, no voy sola. Mi Alpha me acompaña. Malcom Volkov, el futuro heredero de mi manada y mi mejor amigo. No sé si fue la esperanza de nuestros padres de que la Luna nos hubiese unido lo que llevó a formar esta curiosa amistad desde que apenas éramos cachorros. Solo sé que ahora agradezco inmensamente el fuerte y seguro agarre de nuestras manos al entrar en esa atestada sala. - Todo irá bien, Taylor. Mi sonrisa es tan fingida como mi seguridad. No estoy segura de si me aterra más encontrarlo y atarme para siempre a un hombre que no conozco, o volver con la vergüenza de haber fallado como Omega.