Percibí aquella señal química, como un águila localiza a su presa. Era fuerte e irradiaba aquella aula en la que me encontraba. El distinguido profesor de matemáticas, René Granger estaba explicando su nuevo método deductivo, dejando fascinado a más de uno, mientras yo intentaba encontrar de donde provenía aquella señal. Estaba nerviosa, pues significaba que no estaba sola, que había otro, había otro lobo y además estaba asistiendo a la misma clase que yo.
Mis ojos se movían rápidamente de un lado para otro hasta que lo encontré. Encontré unos ojos azules, mirándome fijamente, no se si bien porque parecía histérica, o bien porque era él mi señal química.
Serena Lancaster acaba de cumplir 18 años, y lo que parecía ser un futuro libre de ataduras se convierte en una sorpresa inesperada: un matrimonio arreglado por sus padres con Charles, un hombre 9 años mayor. Para evitar los rumores y la crítica por la diferencia de edad, deben ocultar su relación, haciéndola pasar por su prima en público. Lo que comenzó como una obligación se convierte en una relación llena de peleas, secretos y divertidas discusiones. Pero, ¿será posible que entre tanta tensión surja algo más que simple resentimiento?