Ver a la persona que nos embruja con solo sonreír, lejos de nosotros y sin saberlo nos hace feliz. No le importa, ni siquiera sabe que existimos, sin embargo, inspira en nosotros ciertos pensamientos. Tomamos un papel, una pluma, miramos el brillo de sus ojos y las palabras surgen como por arte de magia. Se convierte en nuestra musa y nos hace feliz. Una compilación de poemas, inspirados en varias personas que pasaron frente a mí y nunca se percataron que con solo pestañear o percibir el aroma de su fragancia, estaba naciendo en mi mente y corazón un poema. No tienen un orden precisamente cronológico, pero nacieron con mucho sentimiento en su momento, plasmar en papel lo que alguien nos hace sentir es maravilloso y nos hace feliz.