"Manchester. La ciudad que acogía en su seno al chico cuyo corazón parecía ser demasiado grande como para tratarse de un humano cualquiera; el chico cuya mirada centelleaba con más intensidad que miles de esmeraldas expuestas a la luz de un sol de verano; el chico cuya inteligencia acaparaba todo al igual que lo hacen las sombras, de forma prudente y silenciosa. Y es que Harry no era precisamente un muchacho común por mucho que él se empeñara en demostrármelo; era demasiado especial como para que su persona pasase desapercibida a los ojos de cualquiera".