Soledad. Silencio. Eso es lo único que Nathan desea desde que murió su padre. Tras la escuela, se encierra en su casa, sin salir. Mas Chase, el chico que lo espía desde su escuela, quiere ayudarlo, consolarle, superar juntos aquello. Pero cada vez que dirige su mirada a la casa de Nathan, un frío escalofrío recorre todo su cuerpo. Esa casa no es normal. Chase lo sabe, lo nota. Pero, ¿será Nathan consciente de ello?