Cada momento del día estaba cronometrado, cada minuto planificado y cada segundo aprovechado, y Leonard Bless ya tenía dos años viviendo de ese modo. Desde que se había divorciado de la mujer que amó, no veía otra cosa que fuese el trabajo, investigaciones o estudios. Las horas libres las dedicaba a estudiar más, labores sociales o la iglesia. Nada se salía de lo que él llamaba "perfecto orden". Jefe del servicio de Psiquiatría del Royal Free London, cumplía excepcionalmente con cada obligación que se le asignaba y su diligencia como pedagogo y administrador lo hacía merecedor de ese puesto. Ese comportamiento correcto y disciplinado no era más que una coraza ocultando una profunda depresión. Y aunque siempre tenía una sonrisa para sus pacientes, para sí mismo era lo contrario; aun había noches en las que lloraba amargamente. Dicen que los demonios son atraídos por los vicios, los despilfarros y las emociones negativas... otros hablan de que se acercan a los buenos para hacerlos caer en tentación y molestar a Dios. Tal vez Leonard era la mezcla de todo, o sólo llegó en un mal momento... pero aquella figura oscura sonreía hambrienta eligiendo al joven doctor como su próxima presa.