-¿Quién eres?- pregunto. -Eso ya lo sabes- responde la silueta. Que cada vez toma más forma a medida de que me voy acercando. Es... es la de un chico por la contextura física, pero aun no puedo saber quién es porque esta de espaldas. Cuando estoy a tan solo unos pasos de distancia de él, este se da vuelta, y solo puedo observar unos ojos completamente azules. Y como palabras al viento la luz desapareció de sus perfectos ojos y se reemplazó por una oscuridad fría, ávida y llena de furia. Pero también una gran tristeza que nunca antes vi. Sus ojos escanearon mi cuerpo sin pudor alguno, para luego clavarse en los míos. La distancia que antes nos separaba se había acortado en tan solo segundos.
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