Sus hermosos ojos chocolate se humedecieron cuando escuchó su nombre de nuevo. Creyó que estaba condenada a la miseria de sufrir por la misma persona para siempre, y que no había remedio para ello. Su miserable alma encadenada a los preciosos ojos claros que la atraparon desde el primer día que se percató de su existencia. Lauren Juregui, el alma rebelde que la tenía rogando a sus pies. El brillo de sus ojos era la pura esencia del amor masoquista que sabía ofrecer. El único del que tenía conocimiento y el único con el que creció. "Perdón, pero creo que olvidé algo que me pertenece en esta ciudad. Vengo por Camila, Cedric" Creyó que había salido de su vida. Camila se equivocó de la manera más estúpida.