Los demonios traen el mal y la tentación, son embaucadores que seducen a la humanidad en los caminos del pecado, y quienes tienen el poder en el mundo caído. Dicen que se crean con cada ángel que cayó en desgracia del cielo; cada ángel es amado y hermoso, hasta que se opone a fuerzas oscuras que lo hacen caer, pero... ¿un ángel que ha caído pierde su bondad?, puede que sí, o puede que el ángel haya caído por la salvación del mundo, pero sin saberlo solo parece estar sumergido en un mundo al que no pertenece.
Por otro lado, los demonios, espíritus impuros, desgraciados que han caído al mundo terrenal, algunos sumergidos hasta inhóspitos lugares bajo la tierra; se dice que invocándoles pueden ser controlados, o eso es lo que el hombre creé. Fuerzas no conocidas pueden controlarse, sí, pero también esas fuerzas pueden terminar controlándote a ti, pero he aquí lo más interesante.
¿Qué sucedería si a causa de un humano un ángel cae con el propósito de salvarlo?, terminar con la arrogancia y desobediencia de tal hombre... Hasta que estas mismas razones, y un ansia de poder, lo llevan a buscar fuerzas del más allá. Corromper a un ángel. Fundir el mal en el bien. Dejar que el mal se vengue con sangre. Que el mal asesine a un Serafín.
¿Qué pasaría si una preadolescente entrara al juego del calamar? Todos los jugadores tienen deudas, problemas, algo que los llevó ahí... pero ella no.
Nadie le dio la tarjeta, nadie pensó en reclutarla. Sin embargo, no podían sacarla.
Era demasiado tarde; ya era parte de los juegos.